
Experiencia 1
El Apocalipsis
El cuerpo sin fin
El apocalipsis, antes de ser entendido como destrucción, fue una palabra que designaba la revelación. No el fin del mundo, sino el momento en que lo oculto se muestra, cuando la verdad emerge aunque no estemos preparados para verla. En esa línea, esta obra parte de una idea sencilla pero perturbadora: ¿qué pasaría si el mundo no pudiera terminar?
El imaginario colectivo suele concebir el fin como explosión, ruina o colapso. Pero aquí el apocalipsis adopta otra forma: la de una continuidad eterna. El ser humano, incapaz de morir, se erosiona lentamente. Su cuerpo, su conciencia y su alma se disuelven sin desaparecer del todo. No hay redención ni descanso, solo una persistencia mineral, una vida convertida en desgaste.
Esta visión no se plantea como ciencia ficción, sino como reflexión sobre la pérdida del límite. La inmortalidad, en lugar de triunfo, se convierte en condena. Cuando la existencia no puede concluir, se vuelve estéril. El tiempo deja de ser un ciclo y se transforma en una línea que no avanza, en una superficie que se agrieta sin fin. La muerte, lejos de ser el enemigo, aparece como el último gesto de sentido, aquello que da forma a la experiencia.
El cuerpo inmortal se convierte así en paisaje: materia sin propósito, memoria detenida. La erosión ya no destruye; revela. Expone la fragilidad de aquello que creíamos eterno. El polvo, la grieta y la piel que se desprende son símbolos de una verdad que se resiste a desaparecer: que todo lo que existe depende de su capacidad de terminar.
Visualmente, esta reflexión se traduce en texturas desgastadas, fragmentos suspendidos, superficies que parecen respirar un tiempo detenido. No hay cataclismo ni fuego divino, solo una calma densa, una luz que no se apaga. El mundo continúa, pero su continuidad es su propia ruina.
Quizá el verdadero apocalipsis no consista en el fin del mundo, sino en su imposibilidad de acabar. Un universo que ha perdido la muerte ha perdido también la vida. Lo eterno no es plenitud, sino la forma más silenciosa del vacío.
